Unión de estaciones de esquí Formigal-Astún: un proyecto no-sostenible

Los y las firmantes de este escrito, investigadores especializados en recursos naturales y medio ambiente, desarrollamos nuestra labor en centros de investigación y universidades de España y deseamos manifestar nuestra gran preocupación y rechazo por la ejecución del proyecto de unión de las estaciones de Formigal – Astún. Como científicos tenemos la responsabilidad de alertar cuando se acometen acciones que, alejadas de la evidencia científica, creemos impactarán de forma negativa e irreversible en el medio natural. Para mantener un planeta saludable es necesario que las actividades humanas sean sostenibles, es decir, permitan mantener la estructura y funcionalidad del sistema sobre el que actúan. En nuestra opinión, el citado proyecto no cumple con los requisitos de sostenibilidad y, por tanto, no es susceptible de recibir fondos europeos que demanden esa condición. Éstas son las principales razones que argumentamos:

1. Emergencia climática. La situación de emergencia climática que vivimos no puede garantizar el recurso nival en el futuro. Cada vez es más escaso en cotas bajas y perdura menos tiempo en el suelo, lo que previsiblemente desembocará en una reducción de la superficie esquiable. El indiscutible calentamiento climático en el que ya nos encontramos inmersos, conlleva que el recurso de la nieve sea cada vez más variable, y su disponibilidad futura requiera de estudios detallados. Planificar un aumento de la superficie esquiable en un contexto de cambio climático no es una acción sostenible. Además, en ningún caso puede considerarse que el proyecto de unión de estaciones pueda implicar una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (1 ,2). En múltiples ocasiones se ha presentado el proyecto como una herramienta para incrementar el número de visitantes y competir así con otras estaciones de esquí nacionales e internacionales notablemente alejadas geográficamente. Por tanto, el resultado sólo puede implicar un considerable incremento de las emisiones totales.

2. Masificación de ambientes alpinos. Según la información oficial, el efecto directo de la unión de las dos estaciones de esquí alpino mediante un telesilla supondrá "un aumento, en solo tres años, de un 9% del número de esquiadores, es decir, un total de 125.000 personas" (3). Por tanto, se sigue promoviendo la masificación de la alta montaña y no se descarta en un futuro convertir el mismo valle de Canal Roya en dominio esquiable, aunque no se contemple de momento (4). La masificación de hábitats altamente sensibles a los cambios y perturbaciones ambientales no cumple el requisito de sostenibilidad (5).

3. Alteración de hábitats alpinos. Las estaciones de esquí alpino suelen localizarse en ambientes de alta montaña por encima de los 1600 m de altitud, donde se encuentran gran cantidad de hábitats catalogados en la Directiva Hábitats de la Unión Europea. La fragilidad de estos ecosistemas se basa en gran medida en los riesgos de erosión con pérdida de suelo, de difícil o incluso imposible regeneración en ambientes alpinos. Por tanto, la alteración irreversible de hábitats frágiles no puede cumplir con los criterios de sostenibilidad.

4. Reducción de la diversidad florística y faunística. La compactación de la nieve retrasa su fusión y altera el ritmo vital de las plantas. Los suelos de las pistas de esquí pierden carbono orgánico y cambian su porosidad, lo cual los hace más inestables. Por otro lado, la instalación de estructuras aéreas en zonas de alta montaña aumenta el riesgo de colisión, y por tanto la mortalidad de aves durante los pasos migratorios, además de eliminar hábitats necesarios para la conservación de aves alpinas durante los períodos más comprometidos como la reproducción e independencia de los juveniles del año. Por tanto, una ampliación del dominio esquiable no puede sostener un criterio de sostenibilidad en términos de diversidad florística y faunística.

5. Conectividad. El valle de la Canal Roya, a diferencia de otros valles, discurre en paralelo al eje de la cadena, lo que le confiere un valor singular como corredor ecológico entre los valles de Canfranc y Tena (6). La ampliación de las pistas de esquí implicaría una reducción irreversible de la conectividad entre componentes ecosistémicos frágiles, una acción que no puede ser considerada como sostenible.

6. Singularidad paisajística. El valle de Canal Roya es de origen glaciar, con su característica forma de U y su imponente circo en la cabecera. Se corona con el pitón volcánico del Anayet y su cohorte de pequeños lagos de alta montaña, y puede considerarse prácticamente virgen en relación a los usos humanos. Su valor escénico de valle típicamente alpino quedaría destrozado con la construcción de un telesilla por sus laderas y cresterías septentrionales, por lo que no puede cumplir ningún criterio de sostenibilidad.

7. Impacto en la cultura y en la economía local: El aumento masivo de esquiadores esperado impactará en la vida de los residentes a través de la saturación de las infraestructuras locales, del aumento de precio de bienes y servicios y alterará el modo y ritmo de vida locales.

No tenemos ninguna duda de que en la montaña pirenaica se encuentran los ecosistemas más valiosos y mejor conservados de todo el territorio aragonés. Los Pirineos son sin duda nuestro mejor reservorio de biodiversidad y de recursos hidrológicos. Estos territorios exigen un tipo de turismo ligado a la naturaleza y que sepa apreciar los valores paisajísticos, es decir, un turismo sostenible. El proyecto de unión de estaciones solo conseguirá aumentar la masificación y el deterioro de la alta montaña, provocando la pérdida de un importante enclave y su patrimonio natural.

Defensa Científica de la Canal Roya    Contactar con el autor de la petición